Descripción
ÍNDICE
El grado de la estrella del oriente 11
Capítulo Uno
Reglas para los Vice-patronos 17
Capítulo Dos
Manual 19
Primer Punto
La hija de Jephté 29
Segundo punto
Ruth 33
Tercer punto
Esther 37
Cuarto Punto
Marta 43
Quinto Punto
Electa 47
Con el objeto de propagar tan bello como importante grado, el Gran Patronato se sirvió, el 1ro de Octubre de 1864, nombrarme y constituirme: “Gran Patrono de la Orden de la Estrella del Oriente, y su Diputado ad hoc en todo lo concerniente a dicha Orden”, “dándome las más amplias facultades y poderes ilimitados para conferir los CINCO PUNTOS, que constituyen el grado, a las esposas, viudas, hijas y hermanas de los Maestros Masones regulares que deseen recibirlos en la Isla de Cuba y las Antillas, Santo Domingo, Méjico, Nueva Granada (hoy Colombia), Venezuela, Centro América, Perú, California, y en todas las ciudades, países y lugares en dondequiera que haya personas que hablen el idioma
Manual de la estrella del Oriente castellano y deseen recibir dichos grados”. También se me autorizó, ampliamente, para nombrar Vice Patronos en las ciudades, países y lugares que juzgue conveniente, a fin de esparcir las luces benéficas de tan bella institución, delegando, al efecto, las facultades necesarias en aquellas personas que considere más aptas para desempeñar fiel y debidamente tan delicada comisión.
Persuadido, por una parte, de la gran necesidad que existía de un sistema que, despojado de los inconvenientes y objeciones que siempre han presentado los diversos “Ritos de Adopción” que se han inventado desde tiempo inmemorial, reuniera en sí ciertas formas simples, comprensibles y fáciles de retenerse en la memoria por las señoras, sin necesidad de grandes ceremonias ni aparatos pomposos al conferirse los
El grado de la estrella del oriente grados, y sin que tuvieran que pasar por ciertas pruebas morales y otras fórmulas secretas que han dado lugar a que la maledicencia hubiera podido inventar hechos vulgares y del todo inverosímiles, pero que han perjudicado de tal modo los “Ritos de Adopción”, que estos existen hoy únicamente en algunos archivos como recuerdo de lo que fue, porque no se practican en ningún país y, satisfecho, por otra parte, de la belleza simplicidad del grado de La Estrella del Oriente, (que puede conferirse en una sala privada, sin el más leve aparato, y sin que, las señoras, tengan que ponerse en roce inmediato ni comunicación directa con caballeros en cámaras obscuras, lo cual ha dado pábulo a los falsos asertos que la lengua de la calumnia ha diseminado para perjudicar la Institución) e íntimamente convencido de lo útil y conveniente que será a las esposas, viudas, hijas hermanas de Maestros Masones poseer este grado, pues que, poseyéndolo, obtendrán, por donde quiera que vayan, todos los auxilios que puedan necesitar en caso de un accidente o cualquier desgracia que pueda sobrevenirles; considerando detenidamente todas estas razones, y siempre dispuesto a contribuir en cuanto pueda al desarrollo de las luces y al bienestar de la humanidad, me decidí a aceptar el Gran Patronato de la Orden, en los términos latos en que se me ofreció, con el objeto de hacer extensiva dicha Orden.
Y no se mofe el escéptico de las ideas que he avanzado respecto de lo útil y conveniente que será a las señoras poseer este grado, porque puedo presentar testimonios fehacientes de innumerables casos que han acontecido a muchas familias del Sur de los Estados Unidos, durante la guerra calamitosa que ha devastado una gran parte de tan bello país, cuyas familias deben lo que hoy poseen, y aun sus propias vidas, al mero hecho de haber poseído el grado de La Estrella del Oriente, y haber podido, en la ocasión precaria, hacer las señales que las hicieran
Manual de la estrella del Oriente acreedoras a los auxilios y consideraciones debidas a un miembro de la Gran Familia.
En Virginia, Baltimore, Carolina del Norte y Sur, Tennessee, Atlanta, Nueva Orleans, etc., existen millares de señoras que pueden corroborar mis asertos y quienes hoy recomiendan el grado de La Estrella del Oriente, no solo como una cosa verdaderamente útil, sino como la más bella emanación humana.
La Orden de La Estrella del Oriente se fundó a fines del siglo pasado, (1778) pero hasta últimamente no se había propagado, debido, sin duda, al hecho de no haberse reconocido propiamente su belleza y utilidad. Pero hoy está esparcida por todos los Estados Unidos: no hay un Masón que ocupe una mediana posición en la orden, que no posea el grado de La Estrella habiéndose hecho tan sumamente popular, que es rara la noche en que no se confiera, en alguna Logia de la ciudad, a un número considerable de señoras.
Sin temor de exponerme a la nota de sofístico, puedo asegurar que más de cincuenta mil señoras poseen, en los Estados Unidos, el grado de La Estrella y que más de cien lo reciben todas las noches.
Hay Vice Patronos nombrados en la Isla de Cuba, Santo Domingo, Méjico, Nueva Granada, Costa Rica, Chile, Brasil, República Argentina, Uruguay, Italia, Portugal y aun hasta en España.
La teoría del grado está fundada en las Escrituras: sus obligaciones están basadas en los principios de Equidad y de Justicia, y todos los beneficios que se dispensan a los miembros de la fraternidad, corresponden, igualmente, a las esposas, viudas, hijas y hermanas de los Masones.
Cada uno de los cinco caracteres que se han adoptado en estos grados representan o ilustran muchas de las sublimes virtudes masónicas, a saber:
1. La Hija de Jephté, manifiesta el respeto obediencia a un voto solemnemente contraído.
2. Ruth, la adhesión a los principios religiosos.
3. Esther, la fidelidad para con los amigos.
4. Marta, la fe viva en la hora de los peligros; y
5. Electa, la paciencia sumisión aun en los actos injustos.
Todas estas son virtudes masónicas; y la historia no presenta caracteres más brillantes que los cinco que forman el bello conjunto de este grado.
El elevado y digno objeto que se ha tenido en vista al tratar de diseminarse este precioso grado, debe ser un estímulo poderoso para que, en lugar de oponerse a que se introduzca en algún Oriente, sus Grandes Oficiales o Dignatarios y todos los Hermanos deben contribuir y poner el mayor conato en que se establezca por todas partes y se conozca y generalice un sistema que augura tan buenos resultados. Ya se nota su maravilloso efecto; y el espléndido resultado que está produciendo es: ATRAER AL SENO DE NUESTRA INSTITUCIÓN UN NÚMERO DE SEÑORAS VIRTUOSAS, INTELIGENTES Y DE GRANDE INFLUENCIA, quienes, de otro modo, hubieran podido ser catequizabas por hipócritas jesuitas o clérigos ignorantes y fanáticos, y convertirlas en una arma poderosa y formidable contra nosotros.
En el Manual que hoy tengo el gusto de presentar a mis lectores, no hay un solo punto en que el más ascético moralista pueda hacer objeciones. Al contrario; todo es puro, todo bello, todo altamente instructivo y moralizador. En una palabra: el grado de La Estrella del Oriente, es, en mi humilde opinión, una de las joyas brillantes que engalanan la historia de la Masonería.
La esposa, la viuda, la hija y la hermana de un Maestro Masón, tendrán, en el grado de La Estrella del Oriente, un Pasaporte seguro por donde quiera que vayan, pues a un leve toque de la cadena mística se les prestarán todos los auxilios que puedan necesitar.
¿Puede darse algo más bello y grandioso para las señoras? Además de las razones que he mencionado, y de otras que pudiera aducir con el objeto de estimular a las señoras a que tomen tan bello como importante grado, el vivo placer que indudablemente experimentarán al recibirlo, y la amena instrucción que derivarán de su lectura, etc., deberán servir de suficiente estímulo para que se apresuren a poseerlo.
Espero, pues, que todas las esposas, viudas, hijas y hermanas de los Maestros Masones Regulares, se dispongan a recibir el grado de La Estrella del Oriente, y mis esfuerzos quedarán ampliamente compensados si mis Hermanas obtienen el óptimo fruto que esta bella institución les tiene reservado.
Andrés Cassard
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