Descripción
Capítulo Uno
Creo en la sinceridad con uno mismo 15
Capítulo Dos
Creo que las creencias están sobrevaloradas 25
Capítulo Tres
Creo que Dios es sólo una palabra 37
Capítulo Cuatro
Creo en la poesía, el arte y el rock and roll 49
Capítulo Cinco
Creo en la evolución y en el Big Bang 63
Capítulo Seis
Creo en la bondad original 79
Capítulo Siete
No creo en un Dios intervencionista 91
Capítulo Ocho
Creo en Jesús y en las tres Reinas Magas 105
Capítulo Nueve
Creo que quien castiga a su hijo por las deficiencias ajenas necesita ayuda de un profesional 119
Capítulo Diez
Creo que la “tumba vacía” es una distracción 131
Capítulo Once
Creo que la verdad es más extraña que los hechos 145
Capítulo Doce
Creo en la vida antes de la muerte 157
Capítulo Trece
Creo que Dios es humano 169
Capítulo Catorce
Creo en las galletas Hobnobs, en la cerveza y en las mesas redondas 183
Capítulo Quince
Creo en desviarme de los caminos trillados 195
Anexo 209
Agradecimientos
Notas
Notas de la traductora sobre la versión inglesa
Soy una oveja negra. Sospecho que puedo tener un déficit de conformidad. Tan pronto como alguien expresa una certeza, o me dice que tengo que hacer esto o creer aquello, me viene a la mente lo contrario. Mi padre prefería llamarlo ser testarudo, a lo que yo respondía (tercamente): «¡Bueno, mira quién fue a hablar!»
Definitivamente no deseo promover la obstinación al estatus de virtud, y lamento mi obstinación juvenil con mi papá, pero creo que en la vida es importante descubrir lo que uno cree, en lugar de ser presionado para seguir la corriente general. La autenticidad es una cualidad espiritual básica.
La religión, por otro lado, a menudo parece requerir conformidad. La Iglesia tiene una larga historia en lo que se refiere a reprimir las voces disidentes, con juicios por herejía, grandes inquisiciones y cazas de brujas. Este es un enfoque que ahora casi ha desaparecido, pero la fe sigue siendo algo hacia lo que la gente puede ser o muy negra o muy blanca. En un extremo, algunas personas volarán aviones, dispararán a turistas o arrojarán camiones hacia multitudes de compradores, porque creen que están sirviendo al propósito de Dios. Pero incluso a un nivel mucho más inocente, hay muchas personas que están tan seguras de que su versión de la religión es la correcta, que descartarán a todos los que no estén de acuerdo.
Este libro no es para personas espiritualmente seguras. Es para las personas que están hartas de que en lo que concierne a la religión todo sea o blanco o negro; personas que anhelan algo más humano y abierto. Es para las multitudes que puede que estén al margen o fuera de la religión mayoritaria, que rechazan las interpretaciones tradicionales del cristianismo pero a las que les gustaría poder creer.
Hace poco di una charla para una audiencia de personas que mayoritariamente asisten a la iglesia; a muchas de ellas no parecía gustarles mi enfoque sobre la fe. Después de algunas preguntas antagónicas, un joven preguntó si podía decir algo. «No soy un feligrés», confesó; «Soy ateo. En realidad, solo estoy aquí porque me trajo mi novia. He estado en muchos eventos de la iglesia con ella y, en su mayor parte, todo suena como una patraña. Pero lo que he escuchado esta noche casi me persuade a creer en Dios. No solo por lo que ha dicho el orador, sino por la forma en que lo ha dicho. Me he sentido como si me estuvieran invitando a una conversación adulta sobre Dios, una en la que realmente se tendrían en cuenta mis puntos de vista, en lugar de simplemente escuchar un monólogo.»
Puedo ver por qué algunas personas encuentran atractivas la certezas en blanco y negro: significa no tener que repensar las cosas, no tener que enfrentarse a una realidad que no puedes comprender, no tener que comprometerse realmente con cosas que son desconocidas o extrañas; en definitiva, sentirse siempre seguro en la seguridad del redil. Pero eso es vivir en las nubes, no en la realidad. Como dijo Benjamin Franklin, solo dos cosas en la vida son ciertas: la muerte y los impuestos.
Sé que San Pablo tuvo una «experiencia en el camino de Damasco» (en realidad, él inventó la idea) cuando vio una gran luz y se convirtió. Pero confieso que soy bastante cauteloso con las personas que ven grandes luces. Me inclino más hacia la experiencia del laureado poeta Andrew Motion, quien dijo: «He visto la luz. Y se enciende y apaga como una lámpara mal cableada». Continúa diciendo que esta es probablemente la experiencia de millones de personas que habitan lo que él llama el «término medio ambivalente en religión».
Este libro pertenece a la variedad de las «lámparas mal conectadas», y está dirigido a los millones de personas que se encuentran en ese término medio ambivalente. No estoy tratando de decir: «Aquí está la verdad. ¡La he encontrado!» Soy una oveja negra errante que vaga por intrigantes caminos oscuros tratando de descubrir una fe en la que realmente pueda creer. Espero que te unas a mí.
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